Mi espada mágica: "La paya"
Cuando era pequeño y comenzaba a andar, me encantaban todos los dibujos en los que había luchas con espadas. Mientras mi madre cocinaba, yo solía coger un tenedor de madera (regalo de mis tíos de Ecuador) y me dedicaba a jugar con él, luchando como si fuese un guerrero con su espada.
Era tal mi obsesión por este objeto que iba con él a todos los sitios (sentía que me protegía de todos los males).
Un día que habíamos ido a comprar a un supermercado, al pagar en la caja, la cajera le dijo a mi madre que faltaba de pagar una cosa. En ese momento, mi madre se quedó pensando qué podría ser. La cajera señaló un trozo de madera que sobresalía del bolsillo de mi pantalón. Mi madre me miró y comenzó a reírse. Sacó mi “espada mágica”, (“La paya”, tal y como yo la llamaba con mi lengua de trapo), y tuvo que decir a la cajera que no había forma de quitármelo, pero que se podía ver que no era nuevo y que como se podía ver estaba bien usado y sobado de tanto uso.
Toda la gente de la cola se echó a reír y hubo quien incluso quería comprarme una “espada” nueva, pero yo solo quería mi “paya”.
Para mi este objeto todavía sigue teniendo un gran valor.
Javier GC